lunes, 16 de noviembre de 2009

Poesia

Internada en tu mirada deje que mi perfil se deslizara por tu boca.
Tu constante sequedad de amor se dilató por entre mis pupilas, y te bañé
con mi amargo néctar el cuerpo entero.
Enceguecido de pasiones hambrientas apenas notaste la diferencia y te dejaste
llevar por la sensación .
Mi silencio te provocó al instante el deseo de una palabra, de una frase,
pero apenas supe como seguir, creo que en realidad enmudecí por completo,
aunque mis manos hablaban por mi, mi piel sudaba el amor que renacía después
del milagro del tiempo.
El aire que nos envolvía se tornaba azul, suave, como pétalos de rosas incipientes,
dulce, como jazmines empapados de agua fresca.
Y vos...y yo...

Yo seguía así, internada en mi silencio, esperando una mirada tuya, esa que me envuelve y me hace renacer en cada movimiento, esa que me emociona, que provoca el grito eterno de mis poros sedientos, esa que estimula mi dolor y quiebra mi adentro, esa mirada que aún me enamora, esa...esa que todavía y ahora en este instante retengo en mi alma para que no me abandone, para que no se aparte, para que permanezca.

Porque mi piel sin tu luz no brilla ni vive.
Y mi garganta sin tu respiración no canta ni vive.

Buenos Aires 98

No hay comentarios: